Ya no somos modernos: Pista 13 'Segundo Premio'
Última entrega de la serie de Jota Martínez Galiana inspirada en su obra literaria Ya no somos modernos. En esta ocasión analiza la canción Segundo Premio
Ya no somos modernos es una novela de Jota Martínez Galiana. Una obra literaria atravesada de música que la editorial Eutelequia publicará en marzo. El Fiera, un joven licenciado oriundo de un pueblo de Valencia fronterizo con La Mancha, viaja en tren a éste desde la capital tras visitar a un amigo de la infancia recién casado. Las canciones del CD que va escuchando evocarán los sucesos y sentimientos que han marcado su juventud y adolescencia y conforman la estructura del libro: trece canciones que se corresponden a los trece capítulos (o pistas) del libro, que Elepé adelanta en una serie de artículos del propio autor.
Pista 13: Segundo Premio
Intérprete: Los Planetas
Autor: J
Álbum: Una semana en el motor de un autobús(BMG, 1998)
"Habrá que irse acostumbrando a aceptar que la vida es efectivamente una carrera imposible de ganar y que el paso del tiempo se va construyendo con pruebas en las que fracasaremos total o parcialmente. Habrá que aprender a conformarse con el segundo premio, pues ni siquiera esos que llamamos triunfadores ganan siempre, sino que saben capitalizar alguno de sus pocos éxitos en su propio beneficio. Habrá, pues, que ir renunciando a las metas imposibles para respirar en una atmósfera de deseos cercanos, accesibles, de andar por casa, menos brillantes, al alcance de la mano"
Si tuviera que resumir en un solo rasgo lo que me vincula a Los Planetas, esa línea personal e invisible que conecta a un seguidor con un grupo que le gusta, sería la sorprendente capacidad de J para escribir letras que servirían, sin apenas variaciones, para describir episodios de mi vida o determinadas sensaciones asociadas a ciertos momentos. Esto no es en sí extraordinario. Los artistas pintan, componen, escriben o ruedan para transmitir vivencias o conceptos personales y el público coge ese producto y lo adapta a sus propias vivencias o conceptos personales. Usted cree lo que quiera, que yo lo interpretaré como me dé la gana.
Estoy seguro de que a muchas otras personas les pasa lo mismo, y es mérito de J el escribir unas letras que, sin caer en la vulgaridad, describen sentimientos y narran experiencias de una forma lo suficientemente accesible como para que muchos nos sintamos identificados con ellas. Quién no se ha enamorado perdida e ingenuamente y se ha sentido de viaje por el sol, quién no se ha tomado cualquier cosa y ha volado sobre alfombras, quién no ha desparramado en cumpleaños totales, quién no se ha quedado solo en casa comiéndose la cabeza cuando su pareja se ha marchado a pasar el verano a la playa, quién no se ha comido un tripi y se ha acostado viendo al diablo en una caja.
Segundo Premio es un ejemplo perfecto de lo expuesto en el primer párrafo. Creo que cuando salió como flamante primer sencillo del excepcional Una semana en el motor de un autobús quien más y quien menos la tomó como una canción sobre el amargo y estéril rencor que surge tras la ruptura amorosa, la esencia condensada de todo un disco dedicado al desamor y a la posibilidad de aliviarlo recurriendo a las farmacias del espacio. Pues no. Nando Cruz, en su revelador análisis de la obra para la editorial Lengua de Trapo, nos contaba que Segundo Premio es en realidad una llamada desesperada de J a Florent, guitarrista del grupo y perdido en aquella época en una adicción a la heroína que a punto estuvo de dar al traste con la entonces breve carrera de la banda. Por suerte para la historia del pop en castellano no fue así, y de la catarsis los granadinos extrajeron un tercer álbum con el que se consagraron como la banda con mayor peso del indie rock patrio. Un LP, por cierto, cuyo concepto no era el expuesto anteriormente, sino el empeño por devolver a Florent al redil de la música y las tensiones del artista en un momento de encrucijada creativa en la que se juega su carrera a una carta.
Para Ya no somos modernos, sin embargo, mantuve la interpretación primera. En la última pista del libro, el Fiera cauteriza sus heridas con sal, reconoce sus fracasos, pierde la esperanza y mira hacia el futuro con una ambición mermada por los hachazos de la realidad que, como una canción, es como es y trata de lo que trata por mucho que intentemos modelarla a nuestro antojo.