The Last Waltz: El adiós de The Band a los escenarios
A finales de 1976, The Band se despedía de los escenarios para siempre, acompañada de Neil Young, Van Morrison, Eric Clapton o Muddy Waters, entre otros
El Día de Acción de Gracias de 1976, el Winterland Ballroom de San Francisco fue escenario de un concierto muy especial. Las puertas abrieron a las cinco de la tarde y hubo unas cuantas actividades previas al concierto, entre las que se cuentan, además de la consabida la cena, bailes de salón a cargo de la Berkeley Promenade Orchestra y lectura de poesía de la mano de Lawrence Ferlinghetti y Michael McClure.
El organizador del evento, Bill Graham, tenía algo grande en mente. Contrató al diseñador de producciones Boris Leven (Sonrisas y Lágrimas, West Side Story, Anatomía de un asesinato) para la iluminación y alquilaron el decorado de la ópera La Traviata para la decoración del escenario. Querían grabarlo en cine así que contrató a siete cineastas, a la cabeza de los cuales estaba Martin Scorsese.
Alrededor de las nueve de la noche, Up on Cripple Creek dio comienzo al concierto. Era el último concierto de The Band, el concierto de despedida tras el que abandonaban los escenarios para mantenerse únicamente como grupo de estudio.
Le siguieron una docena de temas y, a continuación, fueron desfilando un sinfín de artistas invitados, viejos colaboradores y amigos. Neil Young, Joni Mitchell, Van Morrison, Eric Clapton, Muddy Waters, Bob Dylan… Todos ellos reunidos para despedir a la banda, interpretando Baby Let Me Follow You Down, cosa que dio paso a I Shall Be Released que puso el broche final.
En realidad el concierto no acabó, siguieron tocado, ahora envueltos en largas improvisaciones. A las dos de la madrugada The Band tocaría Don’t Do It, por última vez juntos ante el público.
The Last Waltz (El último vals, en España) vio la luz en 1978 en forma de banda sonora y de película documental. Ninguno de los dos son un reflejo exacto del concierto ya que la postproducción alteró deliberadamente el orden con un claro objetivo comercial. Concretamente en el documental, el tema Don’t Do It es precisamente el que da comienzo al acto.
Parece ser que esta labor posterior de estudio, en la que no sólo se modificó el orden de las canciones sino también de las entrevistas y se decidieron los descartes, fue orquestada entre Scorsese y Robbie Robertson, algo que molestó sobremanera al resto de miembros que no quedaron conformes con el enfoque final que se hacía del grupo. Se cruzaron múltiples acusaciones, principalmente entre Levon Helm y Robertson, llegando inevitablemente a la disolución definitiva.
The Last Waltz es muchas cosas, es música entre amigos, es el pionero de los documentales musicales de este tipo con medios cinematográficos y a lo grande (Scorsese volverá a repetir la jugada tres décadas después con los Rolling Stones en Shine a Light) pero sobre todo, es testigo de esa última vez.