Te echamos de menos, Joe Strummer
Joe Strummer, una figura imprescindible para el post-punk, fue un enamorado de la ciudad andaluza de Granada, en la que decidió instalarse durante un tiempo
A la entrada del histórico barrio del Realejo en Granada, hay hoy una plaza que lleva el nombre de Placeta Joe Strummer. Fue inaugurada el pasado 20 de mayo y se convirtió en un emotivo homenaje al líder de The Clash.
Le habría encantado estar allí, entre familiares y vecinos, viejos amigos y desconocidos con los que poder disfrutar de interesantes conversaciones. La celebración comenzaría con el protocolo habitual, fotos, besos y abrazos, para pasar enseguida a tocar unos temas, a disfrutar de las risas y a proponer continuar la fiesta en algún bar. Hace 11 años de la muerte de Joe Strummer y la fiesta tuvo que ser en su memoria.
Granada fue su particular paraíso, su refugio, su revulsivo. Supo de su existencia a mediados de los 70. Por aquel entonces, ocupaba una casa en Londres junto a un navarro y dos malagueñas. Una de ellas, su novia Paloma Romero (luego conocida como Palmolive y futura baterista de The Slits y The Raincoats) había vivido en Granada. Strummer, que sentía además verdadera pasión por la figura de Federico García Lorca, viajaría hasta ella a finales de los 70. Quedó automáticamente prendado de la ciudad que pasó a inmortalizar como mi corazón en el tema Spanish Bombs, donde también quiso rendir homenaje al poeta granadino asesinado durante le Guerra Civil, Federico Lorca is dead and gone.
Fue tal la sensación que le produjo Granada que en 1984, huyendo de la vorágine interna que salpicaba a The Clash, decidió instalarse por un tiempo. Y vivió Granada, y Granada le vivió a él. Le fascinaba la vida en la calle, las chicas, tocar con amigos, conversar. Cualquiera le servía de cicerone, tan sólo necesitaba un bar, ginebra y rendirse a la buena compañía. Una noche conoció a los miembros de 091 y ese sería el principio de una gran amistad. Tocaron para él y se ilusionó con el proyecto, compuso un par de letras, tocó en algunos temas y acabó produciendo su disco Más de cien lobos.
Eso fue Joe Strummer, un tipo normal, humano, con inquietudes, divertido por naturaleza, entrañable en su manera de entender el mundo y, sobre todo, un tío de bar. Buena muestra de ello la da el documental Quiero tener una ferretería en Andalucía (Carles Prats, 2011), que recoge de manera dulce y emotiva su paso por las vidas de aquellos que le compartieron en sus días en España. Y es que con Strummer no hay leyenda ni fábula, hay vivencias, tan reales y humanas como él.