Por qué Justin Bieber no es nadie y David Lee Roth sí
David Lee Roth (Van Halen) ha sido una gran estrella de la música desde los ochenta. Justin Bieber es un artista cuya calidad puede ponerse en entredicho
Justin Bieber no es nadie, pero vayamos por partes. Si has entrado a leer este artículo para ciscarte en mis muertos en la zona de comentarios o en alguna red social por mancillar la imagen del canadiense, has hecho bien: tal vez aprendas algo nuevo. Por ejemplo quién es David Lee Roth.
A principios de la década de los ochenta, cuando Justin Bieber no era tan siquiera un proyecto ni en las peores pesadillas de Stephen King, David Lee Roth estaba en lo más alto del estrellato musical. Su banda, Van Halen, era la tremendamente exitosa avanzadilla e inspiradora (con el permiso de KISS y Aerosmith) de toda una hornada de bandas de rock que destrozarían a golpe de hit las listas de éxitos en los años siguientes. Roth era la imagen que necesitaba una banda que contaba con los excelentes Alex Van Halen y Michael Anthony en la percusión y en el bajo, respectivamente, y con el desmesurado talento de uno de los más grandes guitarristas de rock de todos los tiempos: Eddie Van Halen.
David Lee Roth se creía lo que hacía porque lo amaba. No tenía gabinete de prensa, abogados o ejecutivos trajeados pululando siempre a su alrededor. Vendía discos a patadas sin necesidad de hacer el imbécil en YouTube o Twitter y sus fans no necesitan llamarse a sí mismos Lee Rothers… En todo caso hacen como la buena de la extremeña Avy: agenciarse sus apellidos y dedicarse al porno.
¿Y cuál es la relación de David Lee Roth y Justin Bieber? Por suerte ninguna. Justin Bieber no es una estrella. No tiene carisma, actitud, aptitud, ni personalidad. Podemos aceptar, eso sí, que tiene estilista… Uno con muy mal gusto. Es la enésima porquería parida en un brainstorming que debió tener lugar en el cuarto de baño de alguna discográfica multinacional ubicada en lo más alto de un rascacielos de Nueva York. Ni siquiera un glaciar es tan frío como la génesis de la carrera musical de este sujeto. Porque no nos engañemos: cualquier indocumentado, bien calentito en casa, puede grabarse con la webcam y esperar a que un ejecutivo más gris que un cielo de tormenta, dé con él de casualidad tras ver el enésimo vídeo de chimpancés disfrazados en YouTube.
Y si sabes leer entre líneas te habrás dado cuenta hace rato que éste no es un artículo comparando a David Lee Roth y Justin Bieber (que sería como comparar un Ford Mustang clásico con un Twingo). Se trata de un alegato en favor de todos los David Lee Roth del planeta, formen parte de una banda de rock, sean solistas de jazz o se pateen noche tras noche antros y tugurios con sus platos y vinilos a cuestas. A favor de aquellos que, con éxito o no a sus espaldas, sienten la música que hacen y de la que forman parte. Respect. Y es un jódete a todo ese entramado empresarial que no tiene problema alguno en maquillar y envolver en papel de regalo a un cantamañanas como Justin Bieber y decirte que es música.