¿Me entiendes lo que te quiero decir?
¿Me entiendes lo que te quiero decir? es un repaso por algunas canciones cuyo significado aparente poco o nada tiene que ver con la realidad
La historia de la música está repleta de canciones con juegos de equívocos y mensajes encubiertos. No me refiero a poner un disco a sonar al revés (que la verdad, hacer esto con un vinilo y conseguir identificar algo que no sea ruido siempre me ha parecido harto difícil) y que súbitamente estés invocando a algún espíritu o se te desvele en primicia quién mató a Kennedy. Me refiero a todas esas canciones que, aunque a primera vista tratan temas tan ordinarios y banales como amores y desamores, tus traumas de infancia, la relación con tus padres o la mismísima muerte, en su interior guardan otros mensajes y secretos (a voces) que emergen camuflados entre aparente normalidad.
Sin ir más lejos, un buen ejemplo son los Ramones. La canción The KKK Took My Baby Away no habla de que unos encapuchados de extrema derecha hayan raptado a tu novia. O en cierta forma sí. En realidad Joey nos cuenta cómo su compañero de grupo, el facha de Johnny (en comparación a él que se define como “demócrata liberal”), le roba la novia, Linda, con quien además se acaba casando. Bueno, no sé si la pareja percibió la sutilidad del tema pero dudo que pudiese defender que se trataba de una canción protesta.
Otro caso pero a la inversa, es decir, empeñarse en ver la profundidad del mensaje donde no la hay es el de Rock is Dead de Marilyn Manson. Aún hoy muchos siguen apuntando a que Manson la compuso por su manifiesto interés por la filosofía de Nietzsche. Sin embargo, cada vez gana más adeptos la teoría que por ahí circula de que Rock era el nombre de su perro que acababa de fallecer.
También ha habido escándalos sonados como Lucy in the Sky with Diamonds de los Beatles, N.I.B. de Black Sabbath o Brown Sugar de los Rolling.
Y luego tenemos el caso de las canciones de amor. ¿Qué otra cosa puede ser si se titula La quiero a morir? Además de una telenovela colombiana (de esto me acabo de enterar, lo juro) en la que todas parecen estar enamoradas de un tal Sansón, La quiero a morir es el tema que nos dio a conocer a Francis Cabrel. Para ser más exactos, la canción original se tituló Je l’aime a mourir y fue publicada en 1979. Poco después y con la adaptación de Luis Gómez Escobar, la grabaría en castellano convirtiéndose automáticamente en número uno de las listas españolas.
Muchas cosas se han escrito acerca de la inspiradora de semejantes versos. Incluso la actriz mexicana María Félix llegó a afirmar que en realidad era el poema que un amante suyo de tan sólo 23 años le había escrito y luego vendido para comer. Pero, ¿por qué pensar que es una canción de amor? o mejor dicho, ¿por qué pensar que es una canción de amor dedicada a una mujer? Cabrel nunca lo aclaró, pero al parecer la inspiradora, esa a quien quiere a morir, la que para las horas de cada reloj y le ayuda a pintar transparente el dolor, la que le cose unas alas y le ayuda a subir a toda prisa, y le atrapa en un lazo que no aprieta jamás, que no puede soltar, que no quiere soltar, no es una mujer sino la sustancia obtenida de la morfina, es decir, la heroína.