El vinilo le ha ganado la batalla al mainstream
La industria está editando de nuevo mucho material en vinilo, pero sorprende ver el catálogo. ¿Dónde están las boy bands o las estrellas Disney del momento?
En las últimas semanas se han publicado diversos artículos en los que se analizan los datos aportados por tiendas de discos y que, básicamente indican que el vinilo es un soporte en auge. Cuando parecía que se había olvidado y que se había quedado como un objeto para coleccionistas o DJs, el acetato ha retornado a primera fila para salvarle el culo a una industria que desde los años noventa ha ido dos pasos por detrás de las necesidades de los consumidores y que durante una década sólo ha sabido llorar públicamente por la pérdida de unos beneficios que antaño logró de manera injusta, vendiendo mierda a precio de oro, engañando al oyente. Así sólo engañan a ministras de cartón piedra.
El vinilo es una obra de arte en sí mismo. Una portada grande, fundas interiores con ilustraciones y un soporte con encanto, que sólo puede leerse a través de artilugios analógicos que necesitan de un amplificador para poder emitir sonido, magia. Ofrecer junto a cada LP la descarga del mismo en formato digital fue una jugada maestra. Llevar en el reproductor MP3 o smartphone el London Calling, y poder escuchar tranquilamente en casa la misma obra con la calidez que sólo un vinilo bien prensado puede ofrecerte no tiene precio.
Mucha gente no comprende, ni pretende comprender nunca esa "magia". Algunos son capaces de partirse la cara por ver a Pitbull en primera fila y por un precio delictivo y asegurarte sin sonrojarse que les gusta la música, y llamarte freak cuando dices públicamente cómo te gusta disfrutar de algunas piezas de tu colección.
¿Alguien se imagina un vinilo del último álbum Miley Cyrus o Justin Bieber? ¿Se notará una gran diferencia entre las voces robóticas (afinadas) en formato digital o reproducidas a través de la aguja? ¿Se apreciará mejor el perreo de J. Lo a 33 RPM? La industria sabe perfectamente que sólo puede arriesgarse a editar lo que realmente es bueno en vinilo, porque si no se comería las tiradas de miles de copias del disco de la boy band de moda.
Los que amamos la música hemos ganado una batalla, hemos alejado de un rincón todo lo que no es música y ahora tenemos un par de estanterías en las tiendas en las que podemos mirar sin miedo.