El punk de Pussy Riot se impone ante el gobierno ruso
Dos integrantes de la banda punk rock Pussy Riot han plantado cara al gobierno ruso interponiendo una demanda que alega por los derechos humanos
Ya son años los que las integrantes de Pussy Riot llevan luchando contra las violaciones de los derechos humanos en el gobierno de Rusia desde que Maria Alyokhina, Yekaterina y Nadezhda fueron sentenciadas para entrar en prisión. Ni las peticiones de artistas como Paul McCartney o Madonna tuvieron repercusión alguna en el momento de su encarcelamiento, por lo que, con más perspectiva y tiempo de reacción, Maria y Nadezhda han decidido poner a Rusia ante la Corte Europea de los Derechos Humanos.
Tras 21 meses en prisión sentenciadas por cargos de vandalismo debido al vídeo del signle Punk Prayer, que tuvo lugar en una catedral en protesta con la reelección de Vladímir Putin, son ellas las que piden ahora una compensación económica por los numerosos daños causados gratuitamente. Una demanda que exige un buen bote que asciende a $161,000 dólares para cada integrante, además de $13,437 dólares por gastos legales. Meditado el caso, no parece una cifra tan grotesca si la comparamos con 21 meses de vida dentro de una celda. En la misma, detallan que se han violado derechos humanos tales como la libertad de expresión, la seguridad a tener un juicio justo y la aceptación de la tortura a un ser humano.
Continuando con su habitual activismo político, y en respuesta ante este silencio que estamos tan acostumbrados a asumir, Pussy Riot comenzó con el proyecto Zona Prava (Zona de Derechos), con el que pretenden ayudar a aquellos olvidados que son privados de su libertad en las cárceles y reformar el sistema penitenciario.
“Pussy Riot no tuvo un juicio justo aquí en Rusia, así que quieren que la corte europea de derechos humanos se involucre. Además, quieren que este caso sea un precedente para que los rusos puedan hablar en público de los problemas políticos más escabrosos, incluso si su discurso no es apoyado por la mayoría. Se trata de libertad de expresión y tener un juicio justo.”
Pavel Chikov, jefe grupo legal de derechos humanos Agora
Lo que esta claro en este asunto es que ni en este país ni en muchos otros es tolerable en ciertos casos el uso de letras que representan una “amenaza” para la sociedad. A pesar de que no despierte los instintos más básicos de la población rusa, que las ve todavía con escepticismo y desaprobación, los efectos secundarios de este tipo de reclamo básico serán muy positivos.