El infierno no es para monaguillos
El mundo del rock no está hecho para blandos y cobardes, hay que enfrentarse de cara a cualquier problema, accidente o adicción, por grave que sea
Allá por 1998, Mick Jagger, aduciendo una afonía (aunque mi madre siempre pensó que en realidad les habían denegado el permiso en el geriátrico) suspendió el concierto en San Mamés. Scorpions hizo lo propio años después en Benidorm por la lluvia. Matt Bellamy, cantante de Muse, se cortó a sí mismo en la cara en una actuación y cómo debió ser el corte que directamente suspendieron la gira.
También están los casos en los que el grupo te echa. Stone Temple Pilots despidió (otra vez) a su cantante y fundador Scott Weiland arguyendo pérdidas económicas importantes (suponemos que en esta decisión nada tiene que ver su intachable historial en arrestos, consumos y excesos varios). O los casos en los que sin presión alguna por parte del grupo, el integrante decide abandonar el trajín politoxicómano que supone la vida sobre el escenario. Sin ir más lejos, Hank von Helvete, cantante de Turbonegro, anunció en 2010 que dejaba la banda porque quería dedicarse a ser un sobrio padre de familia.
"Me dí cuenta que primero tocas rock and roll para poder tener sexo y drogarte, y terminas drogándote para poder tocar rock and roll y tener sexo."
Mick Jagger
Sí lo es Django Reinhardt, analfabeto e incapaz de leer una partitura, aprendió a tocar el banjo imitando las posiciones de los dedos de los músicos a los que tenía oportunidad de ver. Podréis argumentar, no sin razón, que no es para tanto y que ha habido muchos otros que también aprendieron a tocar y componer sin saber música. Vale, pero Django Reinhardt tuvo que volver a hacerlo porque a los 18 años fue víctima de un incendio que le dejó inutilizables, además de contraídos, los dedos anular y meñique de la mano izquierda. Y lo hizo, inventó su propio sistema para continuar tocando (ahora la guitarra) y volvió a brillar y se ganó a pulso el título de primer músico de jazz europeo con repercusión en todo el mundo, llegando incluso a ir de gira por Estados Unidos como guitarra solista con la orquesta de Duke Ellington.
Y luego tenemos el caso de Def Leppard, superación y tenacidad en estado puro. El 1 de enero de 1985, en la cresta de la ola, vendiendo millones de discos, saliendo por la Mtv, estando a punto de grabar su siguiente álbum, el baterista Rick Allen sufre un fatal accidente de tráfico en el que pierde su brazo. Pues no lo sustituyeron, señores, esperaron a que se recuperase y adaptaron una batería a su discapacidad. ¿El resultado? hasta hoy.
Pero quienes somos los mortales para juzgar estas cosas… Supongo que únicamente se trata de la pasta con la que esté hecho cada uno. El infierno es sólo para los más valientes...