Del fonógrafo al streaming: evolución de los sistemas de reproducción musicales
La industria y el modo de escuchar música han evolucionado desde el siglo XIX hasta nuestros días. Se ha pasado de los tubos de cera a los smartphones
La radio y los sistemas de reproducción domésticos han sido las claves para la evolución de la industria musical en el último siglo y medio. En esta época, se ha pasado de máquinas pesadas o soportes grandes a no necesitar de un sistema de almacenamiento específico para poder escuchar la música que queramos, de cilindros y válvulas a bits y auriculares in-ear.
Desde finales del siglo XIX han aparecido diversas alternativas para la reproducción de audio y vamos a repasar aquellas que más peso han tenido y, por lo tanto, éxito comercial. Dejaremos a un lado algunos formatos de magnetófono, el MiniDisc o los piano roll (considerados los "abuelos" de los actuales ficheros MIDI).
Evolución de los sistemas de reproducción de música:
Fonógrafo
El fonógrafo fue el padre de todo. Se trata de un dispositivo de funcionamiento muy rudimentario inventado pot Thomas Alva Edison (el gran inventor estadounidense) y que funcionaba empleando cilindros de cera en los que el usuario podía grabar cualquier sonido. Su popularidad se mantuvo hasta la proliferación del gramófono. Durante la primera década del siglo XX, Edison comenzó a comercializar cilindros de cera y goma con grabaciones artísticas, convirtiéndose así en el primer distribuidor musical de la historia.
Gramófono
Con el gramófono nacieron los sellos dicográficos. Se trataba del primer reproductor que empleaba un soporte plano y que en los años cincuenta con la llegada del vinilo, se asentó en la industria. El proceso de fabricación y planchado de discos se comenzó a producir en serie, permitiendo realizar cientos de copias al día, lo cual abarató el precio. Con la bajada de precios de discos y reproductores llegaron la expansión de la música, las listas de éxitos y el rock.
Casete compacto
El casete fue el soporte que triunfó frente a otros sistemas similares como los magnetófonos de bobina abierta (empleados habitualmente para la grabación profesional) o los cartuchos de cuatro u ocho pistas (que sólo tuvieron éxito en algunos lugares de Estados Unidos). La llegada de reproductores y grabadores de casete a los hogares de todo el mundo cambió la concepción de la música, la sacó de casa y la llevó a todas partes, gracias a los dispositivos para automóviles o el walkman. Las facilidades para la grabación de audio cambiaron por completo las normas de la industria musical, dado que muchos usuarios podían registrar los temas de la radio pulsando un botón o producir música empleando un grabador multipista.
CD
El CD es el primer sistema de audio digital que se comercicializó de forma masiva, fue desarrollado por Phillips y se puso en circulación a comienzo de los ochenta. Pasar de canción automáticamente, calidad de sonido excelente y facilidad para almacenar eran sus principales atractivos. Con la proliferación de grabadoras en los ordenadores personales, la industria musical se vio en un encrucijada, dado que un sólo usuario podía duplicar perfectamente cualquier álbum en cuestión de minutos.
MP3
El MP3 no es el primer formato de audio digital, ni el más avanzado, ni siquiera el más ligero, pero sí que fue el primero en triunfar en Internet y esto marcó un estándar. El MP3 fue el fin de los soportes físicos y la herramienta perfecta para compartir bibliotecas enteras a través de la red. Mientras los sellos discográficos no sabían como luchar contra un formato, hubo quien sí que supo sacarle partido, lanzando reproductores portátiles y portales de venta de audio (iPod/iTunes).
Streaming
El streaming no es más que la evolución natural del audio digital: su retransmisión online sin necesidad de almacenamiento. Gracias a este sistema puedes escuchar colecciones de música que en vinilo pesarían toneladas desde un teléfono móvil, pero sin embargo no puedes notar el tacto de los surcos o encontrar fallos de impresión en la portada.